jueves, 6 de agosto de 2009

JUICIO POR EL CASO DEL COMPAÑERO LABOLITA - ni perdon ni olvido


Viernes 24 de Agosto, 10 Hs., Tribunal Federal de Mar del Plata, Av. 2455.Nos juntamos para repudiar la fundamentación del fallo.TODOS JUNTOS POR JUSTICIA


lunes, 3 de agosto de 2009

que orgullo!


Por Jorge Coscia

Secretario de Cultura de la Nación

El martes pasado, durante la presentación de mi gabinete en la Secretaría de Cultura, luego de la entonación del himno nacional, algunos de los presentes cantamos la marcha peronista. Fue espontáneo y no premeditado.

Es cierto que era previsible, como también lo fue la reacción de quienes consideraron que el canto era inapropiado.

De algún modo, en mi discurso de aquel día me anticipé a dichas reacciones, al agradecer el respeto o la tolerancia de quienes no participaron de la entonación de la famosa marcha que popularizaran millones de descamisados.

Yo soy el Secretario de Cultura de todos los argentinos, y eso me honra.

Pero la indignación que, en reiterados comentarios, dejan traslucir algunos intelectuales, me obliga a ofrecer mis disculpas inmediatamente.

Pido perdón, en primer término, a Miguel Cané y a su memoria, ya que la sala que lleva su nombre fue ultrajada por los versos peronistas. El autor de Juvenilia, que fuera también impulsor de la ley que reprimió y expulsó del país a miles de obreros anarquistas en los tiempos del centenario, no vivió la segunda tiranía, pero seguramente reconocería de inmediato la barbarie y el gesto impúdico avalado (y entonado) por un Secretario de Cultura de la Nación.

Me disculpo también con la familia Casares, que alguna vez habitó ese palacio de la calle Alvear y lo ofreció para ceremonias más cultas y refinadas, aunque no logró evitar que la clase ganadera que lo frecuentaba fuera merecedora del mote rastaquouère, por parte de visitantes tan ilustrados como Clemenceau.

Seguramente Miguel Cané no pensó en aplicarle al culto y politizado escritor francés el rigor de la Ley de Residencia.

Me excuso finalmente por no haber seguido las rigurosas normas que marcan de un modo estricto cómo debe entenderse la libertad de la cultura.

Pido perdón por ser un nostálgico dirigista que pretenderá marcar desde el sillón de la calle Alvear los caminos impredecibles que toma la cultura.

Para algunos críticos se trata de liberar de ataduras la potencia creadora de nuestros artistas. Todo debe ser posible, dicen, menos, por supuesto, cantar la marcha peronista.

Es, parece, imperdonable haber pensado que como Secretario de Cultura debía expresar con sinceridad y transparencia una posición política, en lugar de tratar de agradar exclusivamente a quienes desde siempre impusieron la agenda cultural de la Argentina.

¡Cuánta omnipotencia la mía al pensar que sí, que la política suele determinar la cultura de una sociedad! ¡Qué desatino creer que el ocultamiento de los desnudos de la Capilla Sixtina o las 300 películas que se pudieron filmar desde que se recuperó la autarquía del cine, tuvieron que ver con decisiones políticas!

¿Cómo es posible además cometer la torpeza de citar en un discurso los nombres de Arturo Jauretche o Raúl Scalabrini Ortiz?

¿Por qué no recité algún párrafo de Jorge Luis Borges o hice algún comentario agudo sobre Michel Foucault o Antonio Gramsci? (a quienes por otra parte suelo leer con enriquecedora frecuencia).

No lo hice y para peor, tuve la osadía de nombrar a Jorge Abelardo Ramos, a Jorge Enea Spilimbergo y a Norberto Galasso.

¡Qué atrevimiento poner sobre la mesa a los hombres que me inspiran!

Para cuidarme, esas nobles paredes de la calle Alvear deberían haberme susurrado: Prudencia Coscia, ya corrés con desventaja desde tu apellido; demostrales que sós un dócil advenedizo, que agradece las dulces caricias de los que suelen brindar en estos salones.

Pero no. Sabía la letra maldita y cuando se largaron algunos de mis compañeros y amigos a cantar la marchita, olvidé todas esas cosas y cometí una zoncera imperdonable.

Seguramente surgió en mí ese sentimiento de revancha que, según dicen, nos anima sólo a nosotros y rara vez a quienes nos han censurado, encarcelado, proscripto, discriminado o difamado.

Eso fue hace mucho, me aclaran. Y esto otro también: cuentan que Napoleón, una vez que se coronó Emperador, prohibió que sus ejércitos entonaran la irreverente marcha de los Sans Culottes.

La censura duró hasta que el invierno ruso puso en retirada a sus legiones. En los días finales, autorizó la marcha que remitía a los jours de gloire de 1789, pero ya era tarde y las tropas rusas, prusianas e inglesas, volvieron a prohibir la marchita de los descamisados franceses.

Curiosa paradoja.

La marcha peronista fue un grito de los desplazados; nació casi como la contracara de la entonces orgullosa marsellesa que entonaban los manifestantes antiperonistas del '45.

Olvidé que las marchas sólo se vuelven respetables cuando se cantan en otro idioma, y en especial cuando las revoluciones que las inspiraron triunfan.

La historia, se sabe, siempre la escriben los ganadores.

Y sería bueno recordar que los muchachos, aunque unidos, no siempre triunfamos, lo que se vuelve evidente para cualquiera que analice las variables económicas y sociales del '55 a esta parte.

Pero como tampoco perdimos del todo y los últimos seis años hemos dado muchos pasos adelante, a veces caemos en la tentación y, orgullosos, damos un grito de corazón.

Por todos esos exabruptos, me disculpo.

Una melodía familiar e incorregible, me resuena involuntariamente en mi cabeza: Perdón, perdón... qué grande sos...

domingo, 2 de agosto de 2009

Juana Generala

PERSONAL MILITAR
Decreto 892/2009
Promoción post mortem.Bs. As., 14/7/2009

VISTO el expediente del registro del MINISTERIO DE DEFENSA Nº 20.139/2009, lo informado por el Jefe del ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO, lo propuesto por la Ministra de Defensa, yCONSIDERANDO

Que los antecedentes reseñados en el VISTO se refieren a la propuesta para el ascenso post mortem, al grado de Generala, de la Teniente Coronela Dña. Juana AZURDUY DE PADILLA.

Que Dña. Juana AZURDUY nació el día 12 de julio de 1780, en CHUQUISACA, actualterritorio del ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA, entonces perteneciente al VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA. Su padre fue un español terrateniente y su madre, una hija de esta tierra. De aquél aprendió los quehaceres rurales, templando tempranamente su espíritu aguerrido ante la dureza del ámbito donde se crió.

Que en 1805 contrajo matrimonio con el criollo Manuel Asencio PADILLA, con quien compartía ideales de libertad, lo que la llevó a embarcarse en la larga lucha por la independencia de su tierra. Así, luego de los sucesos de mayo de 1810, Juana y su marido prestaron sin dudarlo su apoyo al primer ejército nacional, conducido por BALCARCE, CASTELLI y DIAZ VELEZ.

Que, derrotadas las fuerzas revolucionarias, Juana fue apresada junto a sus hijos, siendo posteriormente rescatada por su esposo, dedicándose ambos, con los nativos, a organizar la resistencia al poder realista. En este tiempo, Juana aprendió a usar la espada, la lanza y las boleadoras.

Que, a la llegada del General Manuel BELGRANO, Juana y su esposo se presentaron ante él para prestar su colaboración. Juana logró reunir una milicia integrada por DIEZ MIL (10.000) lugareños, a quienes entrenó y denominó Leales. Con ellos, combatió en AYOHUMA, y pese a la derrota, BELGRANO le obsequió, debido al coraje demostrado en el campo de batalla, una espada que ella usaría de allí en adelante. Había defendido el terreno con sus Leales hasta las últimas consecuencias.

Que Juana —quien vestía los colores celeste y blanco de la bandera de BELGRANO— peleó contra los realistas en la Guerra de Republiquetas, en el ALTO PERU. Ocurrida la batalla de CERRO DE VILLAR, el 14 de septiembre de 1814, BELGRANO pidió al Director Supremo de las PROVINCIAS UNIDAS DEL RIO DE LA PLATA, Juan Martín de PUEYRREDON, que le concediera el grado de Teniente Coronela de los Decididos del Perú, por su sobresaliente actuación.

Que Juana peleó en más de QUINCE (15) batallas e incluso, llegó a hacerlo estando embarazada. Finalmente, murió a la edad de OCHENTA Y DOS (82) años, humilde y sin fortuna, en la tierra que la vio nacer, el día 25 de mayo de 1862.

Que en 1825, el General Simón BOLIVAR la ascendió a Coronela. Con motivo de dicho ascenso, Manuela SAENZ tuvo oportunidad de comentarle, mediante una carta fechada el día 8 de diciembre de aquel año, que “El Libertador Bolívar me ha comentado la honda emoción que vivió al compartir con el General Sucre, Lanza y el Estado Mayor del Ejército Colombiano, la visita que realizaron para reconocerle sus sacrificios por la libertad y la independencia. El sentimiento que recogí del Libertador, y el ascenso a Coronel que le ha conferido, el primero que firma en la Patria de su nombre, se vieron acompañados de comentarios del valor y la abnegación que identificaron a su persona durante los años más difíciles de la lucha por la independencia. No estuvo ausente la memoria de su esposo, el Coronel Manuel Asencio Padilla, y de los recuerdos que la gente tiene del Caudillo y de la Amazona. Una vida como la suya me produce el mayor de los respetos... Debe sentirse orgullosa de ver convertida en realidad la razón de sus sacrificios y recibir los honores que ellos le han ganado.”

Que, en atención a todo ello, resulta necesario saldar la deuda histórica de agradecimiento que el ESTADO NACIONAL tiene con la memoria de la Teniente Coronela Dña. Juana AZURDUY DE PADILLA, guerrera heroica e indoblegable de la independencia, por su destacadísima actuación en las filas de nuestras fuerzas libertarias; y conferirle, en consecuencia, el grado de Generala.

Que el reconocimiento que esta medida se propone entraña un llamado a tener presente la hermandad entre la NACION ARGENTINA y el ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA, que la figura de Dña. Juana AZURDUY interpreta, en el marco de la celebración del bicentenario de la independencia boliviana; y, asimismo, resulta pertinente para expresar un cambio en la cultura institucional de las Fuerzas Armadas que se orienta a consolidar el derecho de la mujer a alcanzar la máxima jerarquía a lo largo de la carrera militar y a participar activamente en la defensa de la Patria en condiciones de equidad, es decir, en igualdad real de oportunidades con los hombres de la Defensa.

Que la DIRECCION GENERAL DE ASUNTOS JURIDICOS del MINISTERIO DE DEFENSA ha tomado la intervención que le corresponde.

Que la presente medida se dicta en uso de las facultades otorgadas por el artículo 99, incisos 1º, 12 y 13, de la CONSTITUCION NACIONAL.

Por ello, LA PRESIDENTA DE LA NACION ARGENTINA DECRETA:

Artículo 1º — Promuévese al grado de Generala post mortem a la Teniente Coronela Dña. Juana AZURDUY DE PADILLA.

Art. 2º — Remítase al HONORABLE SENADO DE LA NACION a los fines de su acuerdo respectivo.

Art. 3º — Comuníquese, publíquese, dése a la DIRECCION NACIONAL DEL REGISTRO OFICIAL, y archívese.

— FERNANDEZ DE KIRCHNER. — Nilda Garré.