jueves, 21 de agosto de 2008

Sí, su señoría Carrió... soy culpable!!!


Sí.

Me acuso de los terribles crímenes de los que se me acusan.

Soy culpable.

Es que no puedo resistirme a la tentanción de viajar 800 km de ida y vuelta a Plaza de Mayo a comer choripan y cantar la marcha poeronista.

Es algo así como un extraño vicio. Sé que no tengo perdón.

Pero cuando me entero de que hay un acto, una fuerza misteriosa se apodera de mí, me enceguezco... mando mensajes de texto a otros tan culpables como yo, para que vayamos a la cita tan ansiada con el chori, para que vayamos juntos en el micro rentado por esos Otros que ocupan cargos partidarios para arrastrarnos sin piedad a la Plaza de la Barbarie.

Nos reunimos temprano, todos traemos algo. Nuestras miradas inyectadas en sangre recorren nuestras manos. Sí, tenemos todo: banderas, bombos, redoblantes, mochilas, panfletos, palos e hilos choriceros por si se pueden colgar los trapos, perdón banderas, su señoría... hasta quizá también algún que otro aerosol...sí, su señoría, también algún que otro aerosol...

Debo reconocer que son de los pocos días que me levanto sin necesidad de despertador tan temprano. Hasta a veces no me acuesto, por miedo de quedarme dormida y se me vaya el micro!!!

Quiza esta adicción al chori y la marcha se deba a haber estudiado tanto en la facultad. Mi mamá me decía siempre que no debía prestarle atención a los alumnos barbudos. Pero no le hice caso. Qué razón tenía mi viejita!!! Es siempre lo mismo, la pastillita roja o la azul... los alumnos barbudos son las pastillitas azules de MATRIX.

Entonces subimos al micro y comenzamos a tomar mate amargo, para aguantar el frío. Últimamente los micros son de un solo piso y sin baño. Imaginese... mi madre sufre en este momento, ahi sentada, asegurandose de que confiese, a ver si usted puede hacer algo por mí, para curarme, su señoría, porque ella ya no sabe que hacer para ayudarme.

Es que me posesiono, su señoría, daría mi vida por volver a la Plaza de Mayo, entre esos grandotes tan descerebrados como yo, que desvarían consignas y le dan a los bombos, todos sudorozos. y yo festejo, cantando esas canciones: si quiere le puedo susurrar algunas...

Llamen a la puta de Carrió, para que vea, este pueblo no cambia de id...

No le gusta, perdón su señoría.

Otra entonces...

Somos los descamizados, somos de Perón y Evita, y los desaparecidos, compañeros peronistas, ea, ea...

Que no se los nombre? a quíen? a Perón? a Eva? a los desaparecidos? Perdón, perdón, no me golpee, no lo haga...!!!! no lo haga...

Mi papá me pegaba de chica por el mismo motivo y me hace mal, me transforma, me violenta!!!!! no me pegue más!!!!!

Era tan linda la Plaza... siempre con sol, para cada acto. La sensación al bajar del colectivo era de una grandiosidad... eramos los dueños de la Nueve de Julio, la Diagonal Norte, inevitable sentir la fuerza de la historia caminando en nuestros pies... las miradas de mis compañeros, ovnubiladas, meta bombo, meta bandera.

Sé que usted, Su Señoría, no puede comprenderme. Jamás comió un chorizo en la Plaza de los Cabecitas... Esa Plaza esta engualichada, ejerce en mí una atracción oscura, siento que es mía y de los míos, de los que nada tienen y que se ufanan de esto. Porque sabemos que tarde o temprano todo va a ser nuestro.

Y por alla, dedos en V, la Plaza completa canta el Himno. La última estrofa, lo digo con conocimiento, Su Señoría, es subversiva: coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir.

Y ahí, en ese exacto momento todo se trasforma, la hipnosis colectiva, las palabras de La Dama o El Compañero, la locura, los bombos, los aplausos, la Marcha.... ahhh, la Marcha, llega extasiosa hasta mi garganta y se libera...

Todo el rito terminó. Fue un orgasmo colectivo con sensación a victoria. Es el sentimiento conjunto de que vamos a vencer...

Y como buen orgasmo, que termina en pucho, este termina en choripan...

Ahi estamos, desfallecidos en el colectivo, de nuevo, sucios, traspirados, con olor a pucho... desesperados por llegar a casa para ver las imagenes del acto por la televisión, que siempre miente, también en esto: fue más lindo de lo que se vio, fue más gente de la que tomaron, fue más exultante que lo que las imagenes reflejan.

Si, Su Señoría, y si quedo libre, volveré. A todas y a cada una de las Plazas que convoque el Movimiento Nacional y Popular.

Máteme, Su Señoría, no hay forma de acabar con este mal. Y además no quiero.